lunes, 21 de febrero de 2011

212corrientes.

No sé como he podido estar así, ¿Como? ¿Tú lo sabes? Solo sé que ni siquiera vales nada para mí, no eres más que un recuerdo de antes, y aquí he acabado, por rozarte cuando pasas por la calle, envenenando con dulzura, aquí, tirado en el suelo, comiendo con las manos, he roto un plato por cada lágrima que he probocado en vano, pues mientras mis lágrimas mojaron tus zapatos, tu sonreías y movías la cabeza en un gesto fallido de peinarse. Y esque te odio, te odio como no te imaginas, he soñado contigo al lado, mis sueños eran la imagen del mar sobre ti, ¿Como lo haces? ¿Como puedes vivir, rodeado de veneno? No te entiendo, no tienes eso que llaman alma, eso que por tu culpa también he perdido, tal vez porque alguna vez la tuviera, ahora siento como me pudro por dentro, y me gusta, tal vez nos han dicho que un hombre podrido, es escoria, nos asusta, de pequeños apretábamos más la mano y nos acercábamos a nuestras madres cuando nos cruzábamos con uno de ellos. Pero si quiero evolucionar, rechazar el amor, porque puedo llorar cuando nunca se vuelven a besar, cuando él muere a sus pies, ¿Acaso mi alma pide que le riegen? Llámame otra vez infantil, iluso. Pero eres tú la que algún día después de dar un portazo, se apoyará contra la puerta, le dará una patada al armario, y comenzarás a llorar, yo seré quien fabrique un océano con esas lágrimas. Seré yo quien recupere mi alma cuando consiga sumergirme en ese océano imaginario.
Dios, tus días están en la basura, para cogerlos, debería meterme dentro y buscar, algo que siempre critique. Aunque hoy me odie, nunca llegré a odiarme tanto como te odie a ti.
 -¿Algún día me perdonarás?
 -No sé, hay vida después de la muerte?

No hay comentarios:

Publicar un comentario