Bajé la cabeza, y cuando ya hubo pasado, giré la cabeza, intentando creer lo que veía, mi tío siempre decía que todo hombre tenía una caja que contenía un hada y que con el tiempo, ese hada se escapaba y se metía en el cuerpo de hermosas mujeres para cautivarnos.
Y sin poder creer lo que veía, la seguí, mi estómago estaba desgarrado, tal vez por sus garras. Caminaba suavemente, al igual que ella, y no podía dejar de quitarle ojo de encima a sus piernas. Pero, por si no estaba asustado ya, mientras contemplaba como sus cabellos rubios seguían el movimiento del viento, giró su cabeza y sonrió, me sonrió.
Se paró, y miró hacia mí, estaba leyendo un libro de tapas gastadas de color verde oscuro, y tenía unos rasgos muy marcados, pero extremadamente abrumador.
Caí, me quedé de rodillas estovándola, ella vino a mi lado y haciendo cosquillas en mi oreja, me susurró:
-¿Has visto a mi hada? Se ha escapado de su caja- y vi que llevaba una caja rota y vieja,
Su dedo pasaba por mi espalda provocando escalofríos, y me comió la boca.
Mi tío siempre decía, que recuperamos a nuestro hada cuando besamos a la persona que lo tiene atrapado, y que los poderes del hada crean una irremediable atracción hacia ella.
Me desperté en un campo verde, desnudo y con una frase escrita con lápiz de ojos en el pecho: "En otro momento, en cualquier otro mundo, en cualquier futuro".
Siempre había ansiado acabar mi vida, o simplemente llegar a ese momento, pero ahora sé que no fue buena idea seguir creyendo lo mismo... Mientras contemplaba cómo la paciente 345 sonreía al aire, y cantaba Iván Ferreiro, lloré.
Y sin poder creer lo que veía, la seguí, mi estómago estaba desgarrado, tal vez por sus garras. Caminaba suavemente, al igual que ella, y no podía dejar de quitarle ojo de encima a sus piernas. Pero, por si no estaba asustado ya, mientras contemplaba como sus cabellos rubios seguían el movimiento del viento, giró su cabeza y sonrió, me sonrió.
Se paró, y miró hacia mí, estaba leyendo un libro de tapas gastadas de color verde oscuro, y tenía unos rasgos muy marcados, pero extremadamente abrumador.
Caí, me quedé de rodillas estovándola, ella vino a mi lado y haciendo cosquillas en mi oreja, me susurró:
-¿Has visto a mi hada? Se ha escapado de su caja- y vi que llevaba una caja rota y vieja,
Su dedo pasaba por mi espalda provocando escalofríos, y me comió la boca.
Mi tío siempre decía, que recuperamos a nuestro hada cuando besamos a la persona que lo tiene atrapado, y que los poderes del hada crean una irremediable atracción hacia ella.
Me desperté en un campo verde, desnudo y con una frase escrita con lápiz de ojos en el pecho: "En otro momento, en cualquier otro mundo, en cualquier futuro".
Siempre había ansiado acabar mi vida, o simplemente llegar a ese momento, pero ahora sé que no fue buena idea seguir creyendo lo mismo... Mientras contemplaba cómo la paciente 345 sonreía al aire, y cantaba Iván Ferreiro, lloré.
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