Es difícil empezar a expresarse cuando uno tiene mucho que decir... bueno, mucho es poco. Son sensaciones buenas, buenas y malas.
Ahora mismo, no puedo sacar de mi mente una mirada, una mirada cansada, una mirada canosa, una mirada llena de odio, odio y gloria a los recuerdos. "Puto rojo de mierda, una mierda andante como tú... no sabe lo que dice" Mentiría si os dijera que no me afecta, lo hace, lo hace y además cansa. Cansa y te congela, te siente hasta culpables, culpable, sí; pero sólo durante dos segundos. Dos segundos, el tiempo en el que tardas en darte cuenta de que si tus sueños fueran cumplidos, él sería libre, él podría vivir feliz; mientras que si sus sueños se cumpliesen, tú estarías en una cuneta tirado, quien sabe, tal vez en compañía de algún gran visionario. Y mientras yo estoy allí, en mi paseo sin fin; su mujer se encuentra en cama, temblando, temblando en pleno mes de Agosto, no es que haga frío, es que se acaba de abrir la puerta. Él está ya en casa, y ella va a ver las estrellas, va a ver las estrellas aunque la persiana está bajada.
Y esto es algo real, hemos elegido: hemos elegido al racista, al machista, al homófobo; frente a esos visionarios que soñaban con poder abrigarse los días de invierno, que podían ver más allá del color de la piel, que soñaban que sus hijos crecían libres. Hemos rechazado ser humanos y elegido ser monstruos.
No hay nada peor que oír a esos sabios señores de 80 años hablando sobre sus compañeros asesinados, sobre las torturas y las amenazas; mostrando su tristeza porque todo su esfuerzo ha sido en vano, y como se degradan las ideas de un chico revolucionario que se creía dichoso mientras leía a Karl Marx.
Pero ellos han ganado, y yo no puedo hacer otra cosa que escribir unas líneas que ni de broma hacen memoria a esos cientos de mentes revolucionarias.
Ahora mismo, no puedo sacar de mi mente una mirada, una mirada cansada, una mirada canosa, una mirada llena de odio, odio y gloria a los recuerdos. "Puto rojo de mierda, una mierda andante como tú... no sabe lo que dice" Mentiría si os dijera que no me afecta, lo hace, lo hace y además cansa. Cansa y te congela, te siente hasta culpables, culpable, sí; pero sólo durante dos segundos. Dos segundos, el tiempo en el que tardas en darte cuenta de que si tus sueños fueran cumplidos, él sería libre, él podría vivir feliz; mientras que si sus sueños se cumpliesen, tú estarías en una cuneta tirado, quien sabe, tal vez en compañía de algún gran visionario. Y mientras yo estoy allí, en mi paseo sin fin; su mujer se encuentra en cama, temblando, temblando en pleno mes de Agosto, no es que haga frío, es que se acaba de abrir la puerta. Él está ya en casa, y ella va a ver las estrellas, va a ver las estrellas aunque la persiana está bajada.
Y esto es algo real, hemos elegido: hemos elegido al racista, al machista, al homófobo; frente a esos visionarios que soñaban con poder abrigarse los días de invierno, que podían ver más allá del color de la piel, que soñaban que sus hijos crecían libres. Hemos rechazado ser humanos y elegido ser monstruos.
No hay nada peor que oír a esos sabios señores de 80 años hablando sobre sus compañeros asesinados, sobre las torturas y las amenazas; mostrando su tristeza porque todo su esfuerzo ha sido en vano, y como se degradan las ideas de un chico revolucionario que se creía dichoso mientras leía a Karl Marx.
Pero ellos han ganado, y yo no puedo hacer otra cosa que escribir unas líneas que ni de broma hacen memoria a esos cientos de mentes revolucionarias.
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