Seguramente, estés sentada, en el sillón que proyecta la vista hacia la ventana, observando como las estrellas crean formas extrañas, aunque yo sé, que tú no les haces caso, con los ojos empapados seguramente el rimel manche tus párpados. Con los beatles sonando desde el toca disco de vinillo que crean un ambiente de la tranquilidad del fin, mientras el cigarro que seguramente estés fumando se consume. Recuerdo cuando me dijiste que esa canción, te recuerda el día que volvimos, tú estabas tirada en el callejón, borracha como una cuba, yo aun trabajaba para el "Vasodemadera", y mi jefe me mandó apartarte a otro lado, ya que podías molestar, que decir, que te me echaste encima, y que me vomitaste encima, te dejé en mi cama, donde, a pesar de estar sucia, parecías un lápiz de color blanco pintando sobre fondo negro. Dije volvimos, porque siempre creí en la vida reencarnada, y creo completamente en que antes eramos delfines, por eso nos encanta estar entre los bares emborrachándonos. Siento no poder seguir dándote el desayuno mañana por la mañana, como he hecho cada día desde que te conocí en esta reencarnación, pero, alguien dijo que tener cáncer es como estar encerrado vivo en un ataúd con un teléfono móvil, solo puedes despedirte de la gente mientras te comen la vida poco a poco. Por eso, quiero ser un bicho, para el día preciso, poder comer tu cuerpo poco a poco, como cuando lo hacia con besos para poder besar tus caderas.
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